Máscaras faciales contra el coronavirus
Las máscaras faciales contra el coronavirus son elementos de protección para uso individual que ayudan a proteger la salud de las personas. Especialmente cuando tenemos un contacto directo con enfermos del Covid-19.
Cualquiera puede contagiarse con el nuevo coronavirus por estar cerca de infectados o de portadores asintomáticos. Una persona que esté contaminada, al toser o estornudar dispersa minúsculas gotas que viajan por el aire y pueden aterrizar en la boca, en la nariz o en los ojos de cualquier individuo. Para estos casos, la máscara facial constituye un elemento más de protección que, junto con el tapabocas, ayuda a combatir el contagio y la dispersión del nuevo virus.
Características de las máscaras faciales
Las máscaras de protección faciales suelen usarlas los profesionales de la salud o personas que están en contacto directo con pacientes infectados por el coronavirus. Este elemento de seguridad personal ayuda a nuestros profesionales a protegerse de las partículas y fluidos expulsados al aire. A continuación, te mostramos sus características principales.
Sujeción cómoda
La máscara facial está provista de un agarre regulable o fijo de tipo horquilla que se adhiere a la parte superior de nuestra cabeza. Este tipo de agarre, similar al de una visera, nos ofrece una sensación más desahogada y menos incómoda que otro tipo de protecciones.
Pantalla plástica
La máscara está compuesta por un material plástico, flexible, transparente y, por lo general, resistente. Podemos elaborarlas con vidrio acrílico, que es un componente de gran calidad, o con lámina de acetato, que es un material de peor calidad que se emplea actualmente para pantallas de un solo uso.
Buena visibilidad
Una ventaja notable de las pantallas es su excelente visibilidad. Son totalmente translúcidas, están convenientemente separadas de la cara y no tienen ángulos visuales muertos. Estas características nos permiten realizar las tareas de atención a los enfermos más cómodamente.
Posibilidad de esterilizar
La capacidad de contagio del coronavirus es tan grande que mucho material de protección solo admite un solo uso. Sin embargo, podemos esterilizar las pantallas faciales y volver a utilizarlas cuando sea necesario, siempre que no sean desechables.
Reemplazables
Las máscaras son de diseño simple y se pueden reparar con facilidad cuando presentan daños. Actualmente, debido a la crisis sanitaria y a la gran necesidad de estos insumos, muchas empresas están confeccionando un sinfín de diseños, algunos de larga duración, otros descartables.
¿Cómo ayudan a combatir el virus?
La pantalla protectora está diseñada para evitar que los residuos o fluidos provenientes de los enfermos nos contagien. ¿De qué forma? Las pequeñas partículas que expulsa la persona infectada, al estornudar o al toser, pueden llegar a nuestros ojos, mucosas y provocarnos el contagio rápidamente.
Además, la máscara evita el acto mecánico de tocarnos los ojos, la cara o incluso el tapabocas que también puede contaminarse a través de las manos. Por tanto, la máscara no solo permite resguardarnos de los elementos más groseros expulsados por los pacientes infectados, también de nosotros mismos que con nuestras manos llevamos el virus a las zonas más vulnerables de la cara.
Por otra parte, existen elementos complementarios a la máscara facial como son: la mascarilla o tapabocas y los guantes asépticos de un solo uso para proteger nuestras manos. Además, para evitar que el virus se propague por todas partes es necesario usar prendas apropiadas, desechables o que se puedan higienizar a conciencia. Estas medidas son básicas cuando tenemos un alto grado de exposición al nuevo virus.
En resumen, un uso adecuado de las máscaras faciales nos permite una mayor protección de la totalidad del rostro y una mejoría notable de la visibilidad y el confort.